El frío nunca es bienvenido por mucho agrado que pongamos en la espera. Porque sorprende. Se le ve llegar mirando detrás de los cristales, anterior a las nieves, y el paisaje se encierra en si mismo, se ensimisma, parece languidecer y de repente sabemos que es la muerte de múltiples cosas, desfallecer al fin. Miles de paisajes mínimos rompen la unicidad del gran paisaje al que estamos acostumbrados: cualquier rincón es en si mismo una tristeza.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...