Una disco fuera del tiempo

Tierras de Segovia, campos de cañadas que cruzan de un lugar a otro, todavía quedan sus restos y su memoria, y se puede escuchar con la imaginación el rumor de los inmensos rebaños viajando continuamente en busca del buen estar del clima benigno.

El bosquecillo esconde una charca, que ni llega a laguna, de aguas frías, verdosas de sombras y grises de frío. Junto a la charca una breve pendiente y en lo alto las ruinas de granito serrano, parte de los muros de lo que fue un lavadero de lanas del esquileo. Aún quedan muchas ruinas de ellos.

En los segundos cincuenta del siglo XX, alguien invirtió en convertir las ruinas en una disco para jóvenes. Los muros de granito serrano se convirtieron en las paredes maestras del templo moderno de los finales de semana.

Más breve fue la vida de esta disco que la del lavadero. Por la traza de su estructura interior, sólida de escaleras de hierra y plantas sobrevolaras, que muestran una paleta de colores violenta y brillante, como deberían ser los afeites en madrugada de una vieja buscona.

Se fotografió con desgana y con el paso del tiempo las fotografías han ganado. Es lo que suele suceder cuando el autor se entrega a la melancolía del recuerdo del hacer, en una tarde otoñal que fue hace tiempo.

https://lapermanenciaoscura.com/la-disco-sobre-el-lavadero/

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Lo transparente

Lo transparente es lo que no es, se niega alrededor a ser identificado cuando como el más cristalino espacio nos rodea. Su ausencia nos llena de gozo; la mirada se llena de sentido; en su grandeza nos aniquila y en su nada nos acoge. Tiene su propia luz que no es la suya, fotográficamente es iluminación y su sonido, se ser, sería de campanillas. En ocasiones es tan evidente que nos abruma y su resplandor en los ojos nos ciega. En la fotografía puede llegar a convertirse en la más pura de las esencias.